Llega la noche del sábado y aparece con un presuroso sentimiento de excitación que me expresa que aquel astro que observo hoy concebirá una bajeza, el tiempo esta calculado así que trato de fabricar mi fortaleza correctamente y prepararme para volver, esto es cuestión de sábados.
La luna es mi delatora, aquella espectadora fiel tiene el control total de la ceremonia y no comprende los pretextos, por eso decide en que momento lanza el soplo que me empuja pervertida a la calle donde se desmenuzan todos los secretos mientras todos pierden el juicio.
Es cuestión de noche de sábado que el resplandor del farol encienda la atmósfera patrocinada por el universo para que se crucen nuestras miradas intrigantes con la irritación de tener que volver a despertar todo el sentimiento que tanto hemos evitado.
Me volveré adicto a tus escritos...
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