No soy el único que no puede dormir, hay miles así, este cielo se ha vuelto eterno y lo transitamos un montón de apariciones que sueñan contigo. Me doy cuenta que vuelo muy rápido pero es que volver aquí es una provocación, no importa si en el camino me tropiezo con un grito de ilusión o me estrello con palabras de consuelo que están viajando con el viento, o con algún espejismo de sonidos que suelen seguirme y atarme a este castigo del universo.
Como no intentarlo de nuevo si mirando esos luceros radiantes en el espacio etéreo que ha todos quieren gobernar con ilusión fue donde encontré la calma. En tus labios de terciopelo que cobijan el frío de la niebla en la que este pueblo se sumerge, la sangre que deseas ver correr en cada trozo de piel mientras disfrutas del dolor, esos pies que bailan en el tablero de madera mientras con la inquietud un gran público puedes atrapar, de repente, para ninguno nada es igual.
Lo se, por que cada noche descubro en todos el desvelo con un olor a rosas que solo tu puedes transpirar, es lo que producen tus ligeros movimientos de condenada al amor y la brujería de todo cielo. No puedo dejar de verte, no soy el único, no puedo dejar de aparecer cada noche a encontrarme con cualquier ilusión que pateas de repente desesperada por el tiempo, este espacio esta maldito de apariciones que sueñan contigo.
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