Surgen los gritos de guerra diosa del tiempo ya que has predicho lo que a distancia va sucediendo. Suspiros que empapelan la muralla de la tragedia donde puede esconderse esa estrella que ahora gotea nostalgia que induce a vengaza por el freno a la vida. Señales para poder brillar en la oscura noche donde todos desean un poco de luz que les muestre el contorno de la perfección de lo que algún día conocieron cuando existía la luna. Lamentos de los perversos que aún están atrapados y van a buscarte así tengan que romper la barrera del espacio que los separa de este insípido campo en el que te escondes y estás tan descubierta.
Diosa hechicera de todos se acerca la rebelión por pretender la materia que allí se detiene mal influenciada por la antipatía que trata de convencer a cada cabeza de armar una cruzada eterna mientras se anuncia en el banquete de las tinieblas posando en su gran corcel negro, la profecía ha comenzado y ya no hay vuelta en el tiempo que ha marcado cada fragmento del universo que está en movimiento y que por ti quiere detenerse, ahora.
Te ha despertado la noche con su chispa divina y ya estas advertida, se acercan las centinelas de los gigantes que alguna vez perturbaste empapando sus cabezas con agua fría mientras tu tan solo actuabas con el instinto de la belleza que ahora es tu condena. Bailarines de la oscuridad de color dorado bañados con el fuego del inmenso astro poco a poco encontrarán tu refugio mientras cantan perdidos en las orillas del desierto sin saber que esto hace parte de un plan perfecto que tu siempre has conocido.
Diosa de los delirios te preparas para aventurarte a las sombras mientras la caballería te devora después de una infinitud de anhelo que nos llevará al fin de los tiempos, y lo buscaste cuando tentaste sus labios y los convertiste en herejes que volvieron maldita a toda esta constelación de inocentes que están a segundos de desaparecer, segundos que para los mortales han sido años acompañados de una gran curiosidad de lo que son tus lágrimas brotando en sus campos por que no tienes donde mas llorar. Segundos que me permitieron a mi mirar al cielo y conocer esta historia.
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