Al abrir los ojos me hallo sujeta a la corteza sedosa que desata un agradable aroma que circula en este dormitorio, no conozco nada semejante. Esta situación siempre suele inquietarme por todas las impresiones que me causa este espectáculo, yo haciendo parte de el, claro, por que siento que ojos detrás de las otras vidrieras me espían a través de las paredes cristalinas con el encuadre perfecto para que nada se pierdan.
Si no hubiera sido por tu fisgoneo en este lado la puerta restringida no estaría al descubierto dejando al aire tantos secretos que angustian de curiosidad a cualquiera, ya estamos sumergidos en lo profundo de este océano interminable posando ansiosamente mientras nos imaginamos un escape en el auto hasta la autopista infinita, no importa cuantos kilómetros, solo importa acelerar y acelerar.
¿Será que comprendes cuanto llevamos nadando en esta inmensidad de colcha azul translúcida sin poder desprendernos?
Pero no debería importarme, el olor puede entretenerme y me concentro en observarte por que así es como regresan las esperanzas en forma de aves blancas decorando el mar que ilumina la sonrisa de los que por mi lado pasan, eso si que me hace placentera. El perfume alimenta mi comodidad mientras me recreo con las formas que causan las chispas de las estrellas en el agua.
Y así puedo olvidarme de este papel de mierda que nos hace nadar eternamente en un cubo de cristal envueltos con la inmensidad de la colcha azul translúcida.
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