Son numerosos los momentos en los que deseo que estos instantes lleguen y comiencen con su ritmo a danzar en mis pensamientos, revolcando cada rincón con sonidos coherentes y complejos, al ritmo del timbal.
Son pocos los momentos donde soy yo de nuevo, volviendo a despertar, y el goce es tal que solo quisiera permanecer así, darme de beber y esfumarme para siempre manchando mi piel y amoldando mi rostro... y quedar con esa sed eterna... sed que mantiene mal mi cabeza.
24 nov 2009
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