24 nov 2009

Deseo Perturbador

Cuando la hoguera halla cesado un poco, tanto como para esconderlo tras mi vestuario, me levanto de nuevo a maquillar mis emociones vaciándome gran cantidad de perfume... Perfume que posee el aroma a encanto, a deseo perturbador y embrujador... Dejo todo mi cuarto impregnado de su sabor, bajo por las escaleras y rechinan al sentirme pasar, salgo a la calle y por cada paso que doy siento la mirada que me ha visto salir, hasta las flores se percatan de mi presencia, los arboles mueven sus hojas produciendo una brisa esbelta, es perfecta.
Aguanto algunas horas deleitando con mi encanto, aroma secreto hasta que me canso, no soporto el olor en mi cabeza, me ha drogado demasiado y me vuelvo débil, lucho por mantener la mirada atenta, a veces se pierde... Me confundo, me exalto, peleo con el fuego, trato de llegar a casa corriendo, estoy tan asustada que los arboles no se sacuden, las escaleras no suenan, pero mi cuarto me espera, aún impregnado de ese olor ficticio de mi.
Me tiendo de nuevo con mi olor a ceniza, ese olor que deja mi hoguera que sera eterno, me abrazo en el piso, gritando por el instante surgido, me voy mis voces me dicen que se llama la maldición de la cenicienta... solo que en este caso no eres más que una cualquiera.

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Claudia Krisztina