11 días sin la noche, un tono de golosina, el cielo cobrizo y un inmortal desierto que estigmatiza la delgada línea de la libertad, nos presentan un punto ardiente que proviene de la impresionante estrella, la única que se nos presenta en esta anarquía sideral, fue la que sofocó el prado y trastornó todo tipo de vida en este lugar.
La sentencia es muy evidente, la marcha se siente pesada, el suelo es muy blando y los pies se sepultan en la arena. ¿Esto es la nueva metrópolis?, ¿La nueva compañía?, ¿La transformación de la configuración humana en individuos desconfiados?. Estos son los días de la reencarnación, los días en que la oscuridad arrogante no quiere darnos su perdón y ninguno parece sentir simpatía., nadie parece entender la razón.
0 comentarios:
Publicar un comentario