Cada noche despiertas del eclipse y vienes a tocar mi piel con tu corriente, soy tu manía y te mezclas en mis sueños con figuras indefinidas que forman en mi cabeza un alboroto ideal de criaturas extrañas, y yo, comienzo el viaje al paraíso del crepúsculo que esta tras de ti, siento la gloria del sueño, la gloria de morir por un momento y navegar como sustancia por el espacio donde te me escondes esperando a que te encuentre para verte rasgar el cielo y prenderlo con el fuego de nuestra obsesión mientras observamos como arde el universo.
Gloria de la noche, gloria de un momento, gloria de extraviarse en el tiempo, gloria de cocinar sueños dentro de un sueño que no despierta, gloria de confundirlos con la noche cada día y ver como el tiempo dibuja los pasajes para poder detenerme y observar un poco, dudar de si es el sol, o tan solo imaginarme en otro de los sueños en los que me estás vigilando y rozando en silencio bajo la oscuridad que te esconde del resto del mundo, mundo que ahora parece importarme poco.
Siempre Leyéndote...
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